A menudo la felicidad consiste en conducir hasta tu casa de madrugada mientras tus padres en el asiento de atrás del coche juegan a ser adolescentes. Escuchas susurros y risas (antes ha habido cena con vino) y no puedes hacer otra cosa que subir la música, mirar hacia delante y sonreír.
Qué fácil es a veces enamorarse para siempre.
martes, 29 de octubre de 2013
viernes, 4 de octubre de 2013
"Mi miedo más mío"
Vanesa Martín
Quizás algún día me dejes marchar
como un día me dejaste entrar.
Tal vez una noche nos acostemos amándonos
y nos despertemos una mañana sin saber quienes somos.
Quién sabe si esto es para siempre.
Y quién sabe
si algún día me verás extraña,
dejarás de aguantar mis tonterías.
Si en algún momento
dejas de seguirme el rollo loco de vida que llevo.
Si ya no te dejas convencer más
para hacer travesuras,
para que seamos niños de nuevo.
Quién sabe si algún día vuelves a casa
con la esperanza de que ya no esté
y desees que me hubiera ido.
Quizás un día llegue el momento
y la cobardía te deje mudo.
Que no tengas el valor de mirarme
y decirme lo que ya no sientes.
Tal vez una tarde se acaben los planes,
los paseos, las noches
y todo esto será una casa vacía.
Puede que el tiempo vaya borrando caricias
sueños y deseos,
que cada vez los abrazos sean menos fuertes,
los besos menos frecuentes
y los te quiero ni sombra de lo que son.
Quién sabe si no podemos controlarlo nosotros.
Quién me dice a mi
que por mucho que yo luche
tú no te cansarás un día.
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