jueves, 28 de octubre de 2010

UN domingo de mi nueva vida

Te observo mientras me haces de comer
y pienso, si acaso, seas el hombre de mi vida.
Te has propuesto cocinar hoy en mi piso,
y traes una maleta llena de ingredientes,
que ni siquiera usas y botellas de vino.

Y me dices que es la primera vez que lo haces,
y te creo.
Como si con eso quisieras decirme,
como si con eso tuviera que entender,
todo lo que no te atreves.

Y estoy bien, agusto. Te miro mientras cortas cebolla,
pimiento, ajo y manejas sartenes.
Mientras sonríes nervioso, porque te sientes idiota.

Como si ya te conociera,
como si ya me estuvieras esperando desde hace tiempo,
en esta ciudad que te atrapa,
en este país, en este frio.
En estas mañanas de domingo de cama,
de desayuno de pizza fria,
de vino y grissini.

Esta ciudad me une a todo lo que soy.

miércoles, 13 de octubre de 2010


Te creía perdido. Te creía roto.
Pero doblo la esquina y te encuentro.
Y estás otra vez feliz.
Otra vez contento.
Otra vez bromeando.
Como si en el fondo nada hubiera pasado.

Y yo te las sigo, te lo prometo,
te sigo las bromas como si fueran las losas
de un camino amarillo del que no debo salirme.
Te sigo la mirada como si fuera mi único faro.
Sigo tus gestos y ademanes, como si en ellos
se me fuera el aliento.
Y sigo tus palabras hasta mi nombre.
Y sigo tu boca hasta mi boca,
y sigo tus manos hacia mis manos.

Entre un mar de mares me encuentro