martes, 4 de diciembre de 2012

Ahora sé que me siento lejos, porque ya no te necesito. Y siento lejos tus sonrisas, las confidencias, las llamadas a cualquier hora.
Ahora si que no te reconozco, te miro y no se quién eres, y no entiendo como pude estar tantas veces, tantas tardes frente a ti sin sentirme extraña.
Ahora que no sé de que hablar, como tratarte, que ya no veo en tu cara ni rastro de alegría o tristeza, que tus problemas me suenan lejanos, a historias de otros tiempos, de otros, que no los entiendo.
Ahora que siento que puedo darte lecciones de todo ¿Y quién soy yo para decirte cómo? Ahora que no me equivoco.
Ahora, cuando sé que huir para encontrarte no sirve de nada, que la felicidad no está en otros cuerpos sin miradas, que no enfrentarse a la vida no es más que perder el tiempo.
Ahora es cuando más te echo de menos, cuando ya no me sirves, no me consuelas, no me contagias tus ganas de vivir ni tu dolor, cuando ya no te admiro, ni deseo tu vida, cuando descubro que no tienes nada que envidiarte, cuando soy feliz con la vida que me rodea. Y te añoro. Añoro los porque sí, porque siempre ha sido así, por este lazo invisible que nos une, porque siempre estarás (más cerca o más lejos), porque siempre has sido. 
Te siento lejos, hay una parte de mí, que eres tú, que estoy perdiendo.
Y no quiero.