lunes, 14 de diciembre de 2009

Diario de una torpe (primera parte)

Cuando las cosas parecen que van bien en mi vida, de repente surge algo que lo estrepea todo. Para todos los aficionados a la física, es lo que se llama "constante de movimiento", algo que en realidad no cambia, que es siempre perpetuo en el tiempo. Aunque parezca que tienes momentos buenos, no te preocupes, ya llegarán los malos que hagan que toda tu vida vuelva al equilibrio mediocre donde reside.
Y es que todo parecía perfecto. Conocí al muchacho anónimo capaz de hacerme subir 6 plantas andando. Bueno, pues ya no es anónimo, y además tiene procedencia, origen, y hasta una cierta conversación. Lo conocí porque mis amigos hartos de verme babear por sus huesos un día lo cogieron y le dijeron de desayunar con nosotros. Cuando estábamos todos sentados, de repente estos amigos mios se acordaron de que tenían que hacer fotocopias y se largaron y me dejaron con él en más absoluto desconcierto. Primero me quise morir, pero despúes decidí aprovechar la ocasión y hablar con él de algo. Resultó bien. Hice un despliegue de mis chistes más malos, algún que otro comentario mientras más desafortunado mejor y toda una batería de preguntas sacadas del libro "Preguntas estúpidas para situaciones bochornosas". En un alarde de valentía lo invité a una fiesta a la que dijo que si podía iría, "lo más seguro" añadió.
Eso fue el viernes, que mejor forma de acabar una semana, triunfante.
El lunes, hoy, teníamos una clase a las 8:30 de la mañana. Estupendo para sacar el tema de conversación tipo: Como te ha ido el finde, y así no desaprovechar la oportunidad de coger más amistad con él. Me he levantado a las 6:30 de la mañana para ducharme y rizarme el pelo, y he estrenado unas botas bien bonitas por cierto.
Iba preparada, subiendo las escaleras que me llevaban al aula, cuando lo he visto en el rellano de la escalera. Se ha girado y me ha visto y me ha dicho "hola", yo esperaba terminar de subir los 3 escalones, los 3 terribles escalones, los 3 enormes escalones, los 3 infinitos escalones...que me separaban de él para decirle: ¿qué tal el finde?
Cuando en el segundo escalón ¡zas! carajazo! No sé cómo, pero he pegado el tortazo más grande que recuerdo, carpeta a tomar por saco, y primer escalón en toda la espinilla. No sabía donde meterme, él ha venido para mi y me ha dicho algo del estilo: "¿estás bien?" pero yo ni le contestado, he recogido la carpeta del suelo y he entrado en clase rápida y veloz, sin ni siquiera responderle.
Esto no está sacado de una mala película americana, es mi vida.
Y es que cuando todo parece ir bien, de repente pegas la ostia más grande del mundo, delante de la persona que te gusta....No me lo tomo como algo personal, es sólo mi constante de movimiento.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Se ha levantado pensando que debería casarse de repente. Y va por ahí preguntando:
- Señorita, ¿Querría casarse conmigo?. La veo hermosa y dulce y bien podría pasar con usted el resto de mi vida.
- Señorita, disculpe, observo que lee. Tenemos algunos gustos comunes. ¿Se casaría usyed conmigo mañana?
- Señorita, por favor ¿Busca usted marido?

Y ahí va de dama en dama ofreciendo su amor sin condiciones previas, buscando a alguien con quien desposarse. Porque piensa que sí, que es un buen momento aunque parezca una locura. Y que al fin y al cabo uno no termina de conocer a la otra persona del todo. ¿Por qué no empezar por el final? ¿Por qué no empezar a conocer a alguien cuando ya se tiene el compromiso, cuando se empieza a compartir todo, una vida en común, una casa, unos planes....?

Puede ser tan buen principio como cualquier otro.