y pienso, si acaso, seas el hombre de mi vida.
Te has propuesto cocinar hoy en mi piso,
y traes una maleta llena de ingredientes,
que ni siquiera usas y botellas de vino.
Y me dices que es la primera vez que lo haces,
y te creo.
Como si con eso quisieras decirme,
como si con eso tuviera que entender,
todo lo que no te atreves.
Y estoy bien, agusto. Te miro mientras cortas cebolla,
pimiento, ajo y manejas sartenes.
Mientras sonríes nervioso, porque te sientes idiota.
Como si ya te conociera,
como si ya me estuvieras esperando desde hace tiempo,
en esta ciudad que te atrapa,
en este país, en este frio.
En estas mañanas de domingo de cama,
de desayuno de pizza fria,
de vino y grissini.