Y es que todo parecía perfecto. Conocí al muchacho anónimo capaz de hacerme subir 6 plantas andando. Bueno, pues ya no es anónimo, y además tiene procedencia, origen, y hasta una cierta conversación. Lo conocí porque mis amigos hartos de verme babear por sus huesos un día lo cogieron y le dijeron de desayunar con nosotros. Cuando estábamos todos sentados, de repente estos amigos mios se acordaron de que tenían que hacer fotocopias y se largaron y me dejaron con él en más absoluto desconcierto. Primero me quise morir, pero despúes decidí aprovechar la ocasión y hablar con él de algo. Resultó bien. Hice un despliegue de mis chistes más malos, algún que otro comentario mientras más desafortunado mejor y toda una batería de preguntas sacadas del libro "Preguntas estúpidas para situaciones bochornosas". En un alarde de valentía lo invité a una fiesta a la que dijo que si podía iría, "lo más seguro" añadió.
Eso fue el viernes, que mejor forma de acabar una semana, triunfante.
El lunes, hoy, teníamos una clase a las 8:30 de la mañana. Estupendo para sacar el tema de conversación tipo: Como te ha ido el finde, y así no desaprovechar la oportunidad de coger más amistad con él. Me he levantado a las 6:30 de la mañana para ducharme y rizarme el pelo, y he estrenado unas botas bien bonitas por cierto.
Iba preparada, subiendo las escaleras que me llevaban al aula, cuando lo he visto en el rellano de la escalera. Se ha girado y me ha visto y me ha dicho "hola", yo esperaba terminar de subir los 3 escalones, los 3 terribles escalones, los 3 enormes escalones, los 3 infinitos escalones...que me separaban de él para decirle: ¿qué tal el finde?
Cuando en el segundo escalón ¡zas! carajazo! No sé cómo, pero he pegado el tortazo más grande que recuerdo, carpeta a tomar por saco, y primer escalón en toda la espinilla. No sabía donde meterme, él ha venido para mi y me ha dicho algo del estilo: "¿estás bien?" pero yo ni le contestado, he recogido la carpeta del suelo y he entrado en clase rápida y veloz, sin ni siquiera responderle.
Esto no está sacado de una mala película americana, es mi vida.
Y es que cuando todo parece ir bien, de repente pegas la ostia más grande del mundo, delante de la persona que te gusta....No me lo tomo como algo personal, es sólo mi constante de movimiento.
Eso fue el viernes, que mejor forma de acabar una semana, triunfante.
El lunes, hoy, teníamos una clase a las 8:30 de la mañana. Estupendo para sacar el tema de conversación tipo: Como te ha ido el finde, y así no desaprovechar la oportunidad de coger más amistad con él. Me he levantado a las 6:30 de la mañana para ducharme y rizarme el pelo, y he estrenado unas botas bien bonitas por cierto.
Iba preparada, subiendo las escaleras que me llevaban al aula, cuando lo he visto en el rellano de la escalera. Se ha girado y me ha visto y me ha dicho "hola", yo esperaba terminar de subir los 3 escalones, los 3 terribles escalones, los 3 enormes escalones, los 3 infinitos escalones...que me separaban de él para decirle: ¿qué tal el finde?
Cuando en el segundo escalón ¡zas! carajazo! No sé cómo, pero he pegado el tortazo más grande que recuerdo, carpeta a tomar por saco, y primer escalón en toda la espinilla. No sabía donde meterme, él ha venido para mi y me ha dicho algo del estilo: "¿estás bien?" pero yo ni le contestado, he recogido la carpeta del suelo y he entrado en clase rápida y veloz, sin ni siquiera responderle.
Esto no está sacado de una mala película americana, es mi vida.
Y es que cuando todo parece ir bien, de repente pegas la ostia más grande del mundo, delante de la persona que te gusta....No me lo tomo como algo personal, es sólo mi constante de movimiento.